viernes, 9 de agosto de 2013


El cuerpo humano está diseñado para moverse y desarrollar una actividad muy vigorosa que incluye los movimientos voluntarios, es decir los que nos permiten desplazarnos y hacer todo lo que queremos y los involuntarios como los que realizan el cerebro, el corazón y los demás órganos vitales.
Sin embargo, la vida moderna está limitando cada vez más nuestra actividad y lo podemos percibir fácilmente si comparamos el ejercicio que hacían nuestros antepasados, cuando tenían que trasladarse de un lugar a otro utilizando sus piernas y el que hacemos ahora, que existen vehículos, aparatos de control remoto, escaleras eléctricas o elevadores que sin bien nos proporcionan mucha comodidad, también evitan que nuestros músculos se muevan y realicen ejercicio. Además muchos de los trabajos modernos se realizan de forma sedentaria y peor aún en posturas rígidas durante largas horas del día.
Esto ha ocasionado que nuestros músculos sean más débiles y soporten menos toda la actividad diaria, que el agotamiento físico se presente con mayor frecuencia y facilidad y que nuestros órganos como el corazón, no trabajen a su máximo posible.
La realización de ejercicio físico no tiene límite de edad, mientras más pronto se establezca como parte de la rutina diaria, más fácil será desarrollar el hábito.
Así, desde el nacimiento se pueden realizar con el bebé algunos ejercicios sencillos para fortalecer sus músculos y ayudarlo a desarrollar posturas correctas, durante la infancia y adolescencia favorecen el crecimiento y desarrollo integral adecuado, en la vida adulta ayudan a prevenir muchas enfermedades y las personas mayores pueden también fortalecer sus músculos y huesos para evitar entre otras enfermedades la osteoporosis o la rigidez muscular.

0 comentarios:

Publicar un comentario